domingo, 26 de abril de 2009

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Continuamos con la serie de cuentos sobre el metro. Esta vez, toca el turno a una de las líneas más cortas, la 6

Allá por el siglo XVI, unos arrogantes y nada limpios conquistadores, obligaron a rezar un Rosario a un viejo mexica de nombre Tezozomoc, quien con su ejército de hormigas gigantes resistió valerosamente en tierras de Azcapotzalco, aunque muchas sucumbirían al embate de las pesadas vacas de "La Ferreria", una ganadería española. Las sobrevivientes y el malherido ancianao tuvieron que huir al Norte 45 km para encontrarse con el señor vallejo, quien estaba obsesionado con personajes fantáticos. Creyendolos parte de alguna de sus lecturas, les dió alojo en su jardín. Un día, tras despertar, se dieron cuenta de que otro tiempo era: el siglo XXI había llegado, y el viejo y sus hormigas subieron a la cercana torre del Instituto del Petróleo y obtuvieron una linda vista de las tierras que antes dominaron, ahora repletas de edificios, fábricas y casas. Creyeron que el 18 de marzo era una buena oportunidad para ir a La Villa a pedir un milagro, pero les cerraron las puertas, diciéndoles que no era 12 de diciembre. esto pudo haberle ocurrido a cualquiera, aunque, a final de cuentas, aparecería en el libro de cuentos de un niño con barbas, que en entrevista para el Semanario de lo Insólito dijo llamarse Martín Carrera.

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