sábado, 27 de octubre de 2007

Siempre son las nueve



Siempre son las nueve
por Janik Ramírez

Siempre son las nueve
en el cuarto de día que aún me queda
de vida,
esa mantequilla que empezaba a derretirse
entre tus dedos
como la luz que se pierde en el instante
que te desconozco
y mi ceguera quiere saber quién eres,
descubrirte paso a paso,
conquistarte
con una gota de mi sangre
clavando raíces en el corazón...

(Pero son las nueve
y nada pasa de ahí)

Del dolor, el primer metro y otras cosas

Para ir a mi actual trabajo, tengo que salir de casa a las 4:30 de la mañana para tomar el primer metro del día. Ciudad Azteca: más desierto que nunca a la hora de apertura (4:40, hasta en eso son puntuales los policias), y después, a aventarse la casi completa odisea de la línea B en un lapso aproximado de 40 a 50 minutos.

A veces me tocan trenes lentos, otras veces, se van rapidísimo, pero, contrario a lo que tal vez piensen, el primer metro nunca logra llenarse a un nivel aterrador como a las 6:00 am (véase lata de sardinas). El paisaje de la línea, antes de meterse al tramo subterráneo, es de lo mas tranquilo: no se ven muchos coches circulando por avenidas como la Central, la 608 u Oceanía y la oscuridad prevalece por sobre todas las cosas, muy bueno para poner música (solo se meten 1 o 2 vendedores en todo el trayecto). El playlist del primer día que aborde el primer metro fue:

  • Waiting for the sirens' call de New order
  • Imagine de A perfect circle
  • Precious de Depeche mode
  • Taking back control de Sparta
  • There by the grace of god de los Manic street preachers
  • Mr. Brightside (remix de Jacques Lu Cont) de The killers
  • The Heinrich Maneuver de Interpol
  • It's not over yet de los Klaxons
  • Be there de UNKLE con Ian Brown
  • Signal fire de Snow patrol
  • Estático de Zurdok
  • Yo no se ni donde estoy de Volován (Si suena más o menos a rock...)
  • Survivalism de Nine inch nails

Ya al llegar a mi estación (Garibaldi), las cosas se normalizan un poco en el transbordo a Linea 8, de donde tengo que aventarme otro largo recorrido hasta Cerro de la estrella (por cierto, vaya que se agradece que hayan puesto las escaleras eléctricas para hacer mas funcional la estación, aunque en linea B cerraron una al poco tiempo de que empezaron a funcionar.

Últimamente, también me aqueja un poco el dolor (no tanto como antes), pero todo se debió a que declaré mis sentimientos por una chica... demasiado tarde, justo cuando su novio (con el que regresó) empieza a cambiar sus malos comportamientos y todo pinta para algo que... no sé si vaya a durar, pero que, indudablemente, me rompe el corazón. Pero de todos modos, enfrenté uno de mis miedos y, pues como dicen por ahí, más vale tarde que nunca.

Esa poesía que olvido



Esa poesía que olvido
por Janik Ramírez

Esa poesía que olvido,
que acarició fibras sensibles,
que llora y rie
brotando del corazón
y muriendo en cama de papel,
esa donde el miedo se blanquea;
es ilógico, irreal
como el sueño profundo de un enamorado
volátil
un cielo de algodón que acoge
este, tu recuerdo entre las llamas.