domingo, 8 de julio de 2007

La Torre - Capítulos 1, 2 y 3



(Artwork by Arturo Martínez)



Originalmente, la novela aparecía por entregas (irregulares) en 10603985, mi blog antiguo. Hoy, en x: The Unknown Blog, presentamos la reedición de los tres primeros capítulos de mi novela
La Torre y anuncio el lanzamiento del cuarto capítulo durante las primeras semanas de agosto. Esperenlo...

La torre por Janik Ramírez

Capitulo 1
Aquél cuerpo miraba al cielo. Estaba perdido enmedio de una noche donde las estrellas se apagaron con un soplido de aire. La atmósfera que casi sintió tocar con las manos lo contemplaba enmudecida, como si se guardara el llanto para otros muertos en otro sitio del planeta.

A su lado, una pistola que había caido con él -o eso era lo que todos suponían-. Los policías trataban de replegar a todos los curiosos que rodeaban al cuerpo sin vida. Uno de ellos, quien se había alejado de la multitud de mirones, encontró una cámara fotográfica digital cerca de la entrada de la torre latinoamericana, que se habia convertido en escena mortal para aquél hombre que decidió no vivir más. La tomo cuidadosamente y vio que estaba totalmente dañada después de caer desde la altura impresionante que brindaba la estampa de la torre, a excepción de algo que podría resultar valioso: Un memory stick de 256 MB. Lo sacó de la cámara y lo guardó en un bolsillo de sus pantalones, para luego alejarse de la escena y perderse con muchos de los asistentes a ese breve funeral de un perfecto desconocido.

Llegó a su casa e introdujo el memory stick en la ranura de la Sony Vaio que siempre ocupaba debido a sus trabajos de oficina, y donde se le iban muchas horas diarias de su vida en reportes, informes, hojas de gastos y demás artes del mundo oficinesco. Pero hoy no. Este momento no estaría dedicado a cortarse los ojos con las rayas del Excel, estaría concentrado en rescatar la memoría gráfica de un muerto que, a la mejor, nadie reconocería a su llegada a la morgue.

Observó las fotos. la gran mayoría fueron tomadas desde varios puntos de la torre. Como todas las imágenes digitales, venian con su fecha en la parte inferior, pero algunas tenían algo especial dentro de ellas. se quedó pensando con las manos cargando su cabeza y sus pensamientos que divagaban por las calles de los paisajes urbanos retratados a distinta altura. se fue a dormir, pero su mente seguía paseando a medio día mientras el reloj biológico le marcaba la media noche.

A la mañana siguiente, cuerpo y mente se levantaron. En la puerta encontraron el periódico cuyo encabezado decía "Reconocido fotógrafo se suicidó en la Latino". Buscaron el nombre en las letras de la noticia: David Riva, antiguo fotógrafo de eventos sociales y, hasta su muerte, retratista de visiones, sentimientos y paisajes de la ciudad. Había presentado muestras y exposiciones de su obra en Sudamérica y Europa. Pero ayer dio su última toma mirando a la noche.

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Capítulo 2
David Riva estaba sentado frente a su laptop. Dejò la mirada en sus sueños mientras el Photoshop mostraba una imágen de la tierra vista desde el espacio. A su lado, papeles y más papeles de exposiciones, recibos del plan de telefonía celular sin pagar, un radio despertador que trataba de depositar, sin éxito, una canción de José José, y al lado del aparato hertziano, su tesoro mas preciado: Una Cybershot de 1.2 megapixeles que le había hecho ganar todos sus reconocimientos de fotografía que lucía con orgullo en una de las paredes de su casa. Siempre pensó que no necesitaba una cámara profesional, porque "todo era cuestión de saber manejar los elementos al retratar".

El sol se esparció casi totalmente en el cuarto y terminó tocando la faz de David. Sus ojos se quitaron las lagañas del desvelo mientras su cabeza era levantada unos cuantos centímetros por sus brazos. recordó que era sábado, uno de sus días favoritos para dar sus rondines por la ciudad -el otro era el lunes-, y retratar todo lo que pasara por su lente. Apagó el radio y fue a prender el calentador para darse una ducha. Cuando regresó, el teléfono sonaba. Contestó:

-Bueno...

Era su cuñada.

-Oye ¿A qué hora piensas venir?
-¿De qué me hablas?- dijo David con una voz medio metida en el desgano
-No te quieras hacer tonto. hoy son los quince años de mi hija- le respondió con una voz demasiado malhumorada.

Este tono sacó a David del cansancio nocturno y prolongado.

-¡Ya me acordé! Mira Azalia -así se llamaba la esposa de su hermano-, no te pongas neurótica y dime a que hora quieres que este allá, pues si mal no recuerdo, la misa empezaría a las... ¿cinco?
-¡Te quiero ahorita mismo en mi casa!
-¿Estás loca? Me acabo de levantar. Aparte yo no iba a tomar las fotos del evento, así lo acordamos con Edgar
-¡Pues ahora las vas a tomar tú!

David acumulaba megatones de molestia luego de oír las palabras de Azalia, que eran casi como un disco rayado. Se comunicaba con su hermano y siempre contestaba ella, con un mal humor preprogramado. Ella seguía recriminando luego de que David lanzó por la línea un desairado ¿Por qué?

-¡Pues porque el otro fotógrafo no llegó a la hora que le dije!

Y entonces, los megatones de la desesperación explotaron.

-¡Yo no tengo la culpa de eso! ¡Yo voy a llegar a la hora que acordé con mi hermano, tomaré las fotos que me indicó y nada más, ¿entendiste?! No estoy dispuesto a cumplir tu capricho

Colgó. La onda expansiva se dispersó por toda la casa, y como era de esperarse, David padeció su efecto enojo por más tiempo. Logró calmarse. Al final, decidió buscar entre todo el atareo de papeles, la invitación. La encontró después de revolver aún más lo que había en su escritorio. Vió que la misa por el cumpleaños numero quince de Laura, su sobrina e hija de la disfuncionalidad familiar Riva-Alcocer, iba a ser en el templo de San Francisco, situado atrás de la Torre Latinoamericana. Y, efectivamente, era a las cinco de la tarde. El calentador se había apagado: la ducha estaba lista para tomarse. David odiaba verse como un homeless que habita por noches en departamentos para solteros. Como era costumbre, antes de quitarse la playera, encendió la radio.

Al abrir la llave de la regadera, un chorro de agua fría descendió por su cuerpo, barriendo a su paso lo que quedó del insomnio de la noche anterior. El cambio de temperatura no tardó en llegar cuando la radio anunció:

-Y bien, señores radioescuchas, déjenme decirles que mañana se cumplen cincuenta años de la inauguración de la Torre Latinoamericana- sentenciaba la voz que escapaba de las bocinas-. Habrá conferencias, presentaciones de libros, una galería en cada piso que relata la construcción de este emblemático edificio y el mirador reducirá su precio a la mitad...

No escuchó más. David se enjabonó los oidos y el agua arrastraba las cenizas de la noche a la coladera donde también caía el jabón y la mugre acumulada a lo largo del día anterior. luego de un fuerte enjuague, David, con esa brizna artificial cayendo sobre él, pensó en el único edificio que no había retratado en toda su carrera.

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Capítulo 3
El vapor post-ducha habia dejado una fina capa de vaho en el espejo. David pasó su mano, retirando el velo que no le dejaba ver su rostro en su totalidad. Tras la reparacion causada por un baño fresco, David se sintió más relajado.
-Esto es mucho mejor que cualquiera de esos tratamientos de spa que anuncian en la telera- musitó
Tomó una de sus camisas. Sintió como el algodón se adheria a su piel velluda mientras pensaba que tal vez lo mejor era satisfacer los insanos deseos de su cuñada, pues Laura siempre fue su sobrina predilecta, era casi como su hija. Todo sea por Laura, fueron sus ultimas palabras antes de enfundar sus piernas en el pantalon negro y semiplanchado que puso sobre su cama. Otra vez su celular:
-Bueno
-Será mejor que ya te vengas para acá porque ya son las cuatro- dijo Azalia
-Está bien, ya voy -respondió con un gesto desaprobatorio- y será mejor que no me llames de nuevo.
Cortó la llamada. se peinó muy rápidamente, se puso un saco "que combinara", metió su Cybershot en el bolsillo y subió a su Renault '85 que, por un accidente, había dejado enfrente de su casa. Encendió el auto y de inmediato salió de su casa en Iztacalco, con direccion a la iglesia. Enfilo Viaducto hasta Churubusco, donde la circulación era mas fluida. En el camino, cuando la palanca de velocidades se lo permitió, encendió un cigarrillo y la radio del coche. En aquél momento transmitian una semblanza, cual personaje historico, del mítico edificio que estaba a un costado de su llamada del destino. La historia resulto apasionante para David, quien ya maquinaba en su mente una nueva muestra acerca de la torre que había acaparado su atención tan solo hace unos momentos.
Despues de haber sobrepasado el trayecto por varias avenidas de la ciudad, David llegó a la iglesia donde se celebraría la misa de quince años de su sobrina: el templo de San Francisco. A sabiendas que es multa estacionarse en el centro, buscó un estacionamiento que no cobrara demasiado, metió su coche y camino unos metros hasta llegar al citado templo, donde la mayoria de los invitados ya había llegado y solo se estaba esperando el arribo de la quinceañera. David fue recibido por Azalia, quien de inmediato paso a las recriminaciones que tanto fastidiaban al fotógrafo:
-¿Por qué llegas hasta ahorita, eh? ¡ya son mas de las cinco y tu... bien campante!
-Mira: mejor cállate -le respondió haciendo un especial énfasis en el "cállate"- porque tu hija ni siquiera ha llegado
Ni tarda ni perezosa, Azalia le propinó una cachetada a David por haberle cerrado la boca, causando un estruendo invisible que fue percibido casi de inmediato por todos los invitados, quienes de inmediato empezaron a murmurar sobre la situacion. De inmediato, David le dio la espalda, no sin antes desearle que se fuera al mas vil de los carajos, hasta que, por fin, Laura arribó en un Rolls Royce a la iglesia, portando un vestido rosa que estaba en un nivel entre muñequita de pastel y diseño in. Al ver a su tío, Laura casi corrió a su encuentro, si es que los tacones no le ponían un alto a su objetivo:
-¡Tiioo!- exclamó la quinceañera -¿Cómo has estado?
David la abrazó con entusiasmo, para luego responderle a su querida sobrina
-Muy bien, Laura, muy bien. No te podía fallar en esto y... aqui me ves
-Que si no lo hubiera despertado de su LARGO letargo...- exclamo la madre
El sacerdote salio, interrumpiendo aquella naciente discusión, pidiendo que se iniciara la ceremonia cuanto antes. Conforme transcurría el tiempo, David se acomodaba en cada ángulo para tomar las mejores fotos posibles para su pequeña sobrina, captando toda la emocion que le daba a Laura el inicio de su fiesta, y tomandole fotos a los padres de ésta, aunque Azalia siempre mostrara una cara larga porque no salió con la perfección que ella esperaba.
Al terminar la ceremonia y tomar las últimas fotos, David se encontro casi frente a frente con aquella mole de acero y concreto que cumplia 50 años. Su inquietud lo llevó a doblar el Eje Central y encontrarse por fin, con la entrada de ese edificio que le tenía preparada una gran sorpresa.