lunes, 19 de abril de 2010

¿Hasta dónde se puede llegar?


Hoy, escuchando el noticiero de Carmen Aristegui en MVS, pasaron una nota acerca de una niña de 10 años, originaria de una comunidad pobre de Quintana Roo, que fue violada y embarazada por su padrastro, a quien, según escuché, apodan como "El brujo". Lo alarmante de esta noticia no solo fue la edad de la niña, sino también que el DIF del estado le ha proporcionado información distorsionada acerca de la interrupción del embarazo y le han negado el acceso al mismo porque cuenta con más de 4 meses de embarazo, el límite de la legislación estatal para poder practicarse un aborto. Asimismo, no ha informado a la madre de la alternativa de la adopción o de quedarse con el bebé, siempre y cuando haya solvencia para mantener sus necesidades mínimas.

De inmediato, busqué información en diarios en línea y casi al mismo tiempo que lo mencionaron por radio, encontré la columna de Lydia Cacho en El Universal dedicada a esta tema, donde muestra que este no es un caso aislado, sino que ella es parte de un grupo de niñas con edades que fluctuan entre los 9 y los 14 años, que han sido violadas y embarazadas por familiares cercanos (incluso consanguíneos) o por sus maestros y que las autoridades han desinformado a sus padres, quienes son los únicos responsables de la decisión de interrumpir el embarazo, manipulándolos para imponer la maternidad a sus hijas, haciéndoles creer que si su padrastro es el padre, será mal visto que el hijo crezca sin padre. Esta imposición, como bien dice Cacho, causaría un resentimiento de la madre hacia su hijo, orillándolo al maltrato o al abandono por la culpabilidad que ellas sienten por quedar preñadas.

¿Por qué se ha abandonado a estas niñas? ¿Cuánto tiempo pasará para que las organizaciones retrógradas como Provida -quienes, obviamente ya se pronunciaron a favor del nacimiento del niño- dejen de estar convirtiendo el tema de la interrupción del embarazo en algo morboso? ¿Hasta dónde pueden llegar las autoridades al desinformar a los padres acerca de la maternidad, en lugar de darles el tratamiento que necesitan para evitar que se conviertan en objetos sexuales que no pueden ejercer una paternidad responsable? Entiendan: nadie quiere llegar al extremo de practicarse un aborto, pero cuando es la última solución para preservar la vida de la víctima, se tienen que procurar las mejores condiciones para ello.

(UPDATE: Aquí, la nota de La Jornada al respecto del caso)