martes, 14 de agosto de 2007

La torre - Capítulo 4


La torre por Janik Ramírez
Capítulo 4

Admiró la torre, desde su base llena de negocios para gente de mucho dinero, de esa de la que casi siempre solía vivir, porque ellos admiraban su arte capturado en la lente de su Cybershot, hasta la punta donde el tiempo se había detenido subitamente con un movimiento tectónico en 1985 a las siete y diecinueve de la mañana. Su conciencia le recriminaba esta acción diciendole: David, te va a chingar tu cuñada; David, tu sobrina se va a enojar; David ¿Que no te importa tu familia? El solo respondia a estos cuestionamientos con un "A la chingada" y procedió a entrar al edificio.

Por aquellos días había una exposición de varios artistas, -algunos eran amigos suyos-, donde mostraban las percepciones y lo que llegó a representar para ciertas epocas aquél emblemático edificio de la ciudad de Mexico.

David agarró un folleto que explicaba los pormenores de la exposición y donde pasó lista de sus amigos que colaboraron a petición expresa de los organizadores del evento, Ángel Ferrara y Yusef Moctezuma, ambos pintores que ya habían logrado fortunas en subastas europeas. También estaba Marina Andrade, su amor imposible de la preparatoria Westhill, quien al fracasar como reportera cultural en un diario de Monterrey, se dedicó a hacer instalaciones para museos nuevos en México, Jessica Fernández, escritora y reportera de un semanario político, quien era una de las amigas entrañables de David, tanto que, siguiendo el ejemplo de "My best friend's wedding" -de la que Jessica era fan-, los dos habían jurado que se casarían si ninguno encontraba pareja al acabar el 2004, y David no pudo contraer matrimonio porque Jessica se encontro un novio de clase media justo el 31 de diciembre de 2004, para casarse cinco meses despues y terminar divorciada por infidelidades de el con un homosexual.

Otros de sus amigos presentes eran Carlos Arroyo, pionero del net art y creador de la web Infeccion contra la maquina, tomado del nombre de su banda favorita: Rage against the machine; Katherine García, escultora de piezas en miniatura y una rebelde que se nego a estudiar derecho por imposición de su padre estadounidense, por lo que firmaba sus obras sin el apellido Thomas, como una forma de excluirlo de su vida; y finalmente Carolina Pardo, una pintora que solía basar sus obras en el color rosa y que, extrañamente, se volvio fan de RBD.

David optó por subir piso por piso para ver las obras expuestas, no sin antes salir y tomar una foto donde la latino se pavoneaba de su antiguo esplendor en la ciudad, mancillado por la torre mayor, la de petróleos y el WTC. Entró al edificio y todos sus pensamientos enfocaron su lente hacía esa torre que lo tenía tan fascinado.

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